Sólo nos quedaba una oportunidad. Cerramos los ojos y nos lanzamos al vacío. Ese mismo vacío que eludimos sin saber porqué.
No pudiste resistir la tentación: abriste los ojos, pero ya era demasiado tarde, tarde para olvidarme.
Heridas piadosas del rey lagarto
Mentiras que no hacen daño
Sólo nos quedaba una oportunidad. Cerramos los ojos y nos lanzamos al vacío. Ese mismo vacío que eludimos sin saber porqué.
No pudiste resistir la tentación: abriste los ojos, pero ya era demasiado tarde, tarde para olvidarme.
Pingback: Bitacoras.com
Complejas sensanciones.
Contradictorias